Andrea Rivas
2 min readFeb 17, 2022

Todas las cosas que he escrito hasta el día de hoy son deformaciones de mi existir en el mundo: lleno páginas y páginas de símiles y metáforas con referencias a todos los libros que encuentro en mi estante, exploro mitos y leyendas y enumero en largas listas imágenes de un universo al que no sé cómo acceder. Y todo esto porque quiero decir que me siento sola.

Pero nadie va a una librería a comprar el libro autobiográfico de una mujer promedio de mediana edad que nunca ha hecho nada sorprendente ni tampoco ha pasado una vida especialmente trágica, cuyo único poema, en el centro de la página 27 — el resto de páginas blancas como expresión plástica del vacío del lenguaje y del abandono material de la mujer — dice:

estoy sola.

La presentación del libro, con numerosas sillas vacías, carecería del tradicional coro de grillos porque ellos también tuvieron un problema, perdón, no podré llegar pero seguramente lo harás genial.

Las deformaciones entonces cobran sentido. No son, como podría creerse, un engaño. La poesía nunca es un engaño. Un poema puede ser malo, puede ser cursi, puede ser cliché, puede ser orgásmico, pretensioso, pero nunca puede ser un engaño. En mi caso los poemas son una traducción. Una traducción patética de una vida que no tengo. Y como no tengo nada que contar, cuento las vidas de los otros en las que mi espíritu — o mi psique o mis deseos o mi coño, qué más da — busca reflejarse. Entonces cuento el mito de la Medusa porque una vez — dos, tres, cientos de veces — un muchacho me tocó sin mi consentimiento. Cuento cómo Holly Golightly hace del mundo su casa porque ah, sentir que se pertenece…

Al despertar esta mañana miré mis sábanas: y era como si nadie hubiera dormido en ellas. La cama lisa parecía no haber sido tocada de no ser por una esquina con el apenas dibujado hueco de mi cuerpo y un ligero calor que no se evaporaba del todo de las cobijas. Esto soy. Una sombra que no causa arrebatos entre las sábanas del mundo.

Se me terminan las metáforas. Hoy escribo de mi vida. Y esta es mi vida.